Al igual que el resto de tipos molosoides, el Bulldog Francés probablemente descienda de molosoides de Epire y del imperio romano, que guardaban parentesco con el Bulldog Inglés, los Alanos medievales y los dogos y doguillos de Francia. El Bulldog que conocemos hoy en día, es el resultado de cruces realizados con entusiasmo por criadores en 1880 en París, en barrios de clase obrera. En dicha época, acompañaban a carniceros y cocheros del mercado de Halles, aunque su físico singular y su carácter alegre pronto le permitieron introducirse en la alta sociedad y en la comunidad de artistas, prosperando a partir de ese momento.
Juguetón y atlético El Bulldog Francés es un perro de tamaño pequeño, típicamente molosoide, con músculos bien desarrollados y sólida estructura ósea, brevilíneo y de proporciones reducidas. Su pelo es raso, la cara corta y chata, tiene las orejas rectas y la cola corta de nacimiento. Este poderoso perro, siempre alerta, es activo e inteligente. Sociable, alegre, juguetón, atlético y, sobre todo, cariñoso, tanto con los niños como con los adultos.